II
Ya no habràn más hojalatas que doblar
ya no habrá más una obrera
que la darà vida todas las mañanas
antes que cante el gallo
ni manos tiernas
que limpien las manchas de aceite
ya no habrán más confidencias
en silencio automático
cuarenta años juntas doblando el metal
cuarenta años de vida sin ausencias
y siempre con el mismo miedo
de no poder pagar todo lo que había que pagar
la máquina era su compañera y su familia.